Regálate una sonrisa



Siempre estamos en el lugar indicado.

Los seres humanos vivimos diversas experiencias y así es perfecto.


Caminando al pueblo nos fuimos presentando, ella era canadiense y él inglés, ambos tenían experiencia en subir montañas y habían participado en diversas excursiones alrededor mundo. Nada más observarlos, a pesar de la oscuridad, se notaban sus cuerpos fibrosos. ¿Tú dónde has estado? me preguntaron los dos a coro.Como en cascada se me vinieron a la mente mis rutinas de vida burguesa. Mis arriesgadas excursiones al supermercado y la disyuntiva si llevarme el helado de chocolate o de fresas. Saltando como saltimbanqui en las clases de zumba, una hora de sudor para perder calorías y después sentarse con las compañeras a tomar y comer algo rico. Quedar con mi esposo a tomarnos un capuchino. Mamá taxi llevar y traer a mi hijo a fútbol, a clases de piano, a la casa de sus amigos, al colegio cuando se atrasaba por las mañanas, recogerlo por ABC razones. Volar a mi trabajo a pocos minutos de la casa. Por supuesto, todos los desplazamientos montada comodamente en mi vehículo. Sólo ir a caminar con mi perrita a la orilla del río era una actividad netamente a pie y en contacto con la naturaleza. Donde yo esforzadamente subía un par de metros del dique.En lugar de decir todo eso me limité a decir, "no tengo experiencia". ¿Cómo tú siendo chilena? me increparon, ¿no has subido la cordillera de Los Andes? No, yo no la había subido. Al menos no como excursionista. El inglés había estado de excursión en el Aconcagua, el Himalaya y los Alpes, etc. Yo volví a tragar saliva, pensando donde me había venido a meter y si todos los peregrinos del Camino eran tan deportistas. Otra vez mi ego arremetió, «te lo dije, ellos saben a lo que vienen, sus cuerpos están estrenados para subir montañas y tú subiendo una escalera te cansas, nunca lo vas a lograr». Iluminado por farolas Saint Jean Pied de Port tenía una calle principal de adoquines de piedra, fachadas de casas antiguas primorosamente decoradas, me sentía como entrando a tiempos medievales con anuncios modernos. Una señora muy amable esperaba a la salida de una puerta, nos hacía señas:peregrinos vengan por aquí, ¿qué idioma hablan?̶ español̶ inglés̶ inglésEntren por aquí, bienvenidos a la oficina de información del peregrino.Yo sentía cada vez con más gravedad, el peso de las circunstancias, mi decisión de hacer el Camino sin saber si era capaz.Lo primero que me pidió la voluntaria fue un teléfono de algun familiar o conocido donde avisar en caso de emergencia y mientras yo daba el teléfono, por dentro un sudor frío me recorría la espinilla...Adelanto de mi próximo libro. 


Comenzar el día dando gracias, nos llena de luz.

La chilena y su marino holandés 

Por el mar vino y por el mar se fue. Hoy me imagino a mi esposo como una ola gallarda, imponente, de esas que se estrellan contra las rocas y siguen su curso como si nada para terminar deslizándose con suavidad sobre la arena, como si al final solo quisiera dejar una caricia.

Cuando los corazones vibran en la misma frecuencia se borran las dimensiones del tiempo y del espacio y surgen renovados en una realidad surrealista, fantasía infinita, magia etérea, existencia divina. 

Él es la presencia invisible abrazando a los suyos, guiándonos como buen marino con la brújula de su sabiduría, para que todos encuentren el puerto donde ser felices. Mi marino encontró un día el más bello tesoro, y aunque le tocó recorrer medio mundo, no dejó escapar el amor. Él sabía que en todo el planeta no había otra igual. Se enamoró de mi musicalidad, alegría, entusiasmo, de mi cariño. Una «diosa del sur», me decía. Él me veía generosa y agradecida, capaz de crear felicidad en mi entorno como si fuera la cosa más natural. Lo seguí haciendo todos los años de nuestra maravillosa vida juntos...

Vive tus ilusiones, sin miedos y no escuches  a quienes deseen detenerte. Tal vez ellos abandonaron sus propias ilusiones.


Amistad 

Mis emociones, libremente se sumergían en mi amigo,
el de ojos cristalinos y de alma más cristalina aún.
Confianza, secretos, gestos, miradas cómplices.
Me escuchaba con paciencia, y se reía suavecito
de mis sueños y entresueños, locuras y deseos.
Impulsividad e imprudencia, envueltas en mujer joven,
nunca me criticaba, de él sólo trascendía armonía.
Yo me sentía bien a su lado, a veces sin palabras,
me sonreía con su mirada de estrellas lejanas,
y caminando por la playa lanzábamos piedras al agua,
simplemente para que las olas las arrastraran
más lejos de donde nosotros estábamos.
Como niños jugábamos, como niños nos divertíamos.
Él era ligero como las hojas mecidas por el viento,
sus pasos parecían acariciar silenciosamente la tierra...


Déjate inspirar por la naturaleza



El Horno de Barro

La mitad de mi vida estoy en tierras lejanas, recordando Chile y nuestro horno de barro. Con amor y tradición mamá y papá lo construyeron, sus manos crearon forma con ladrillos, tierra y paja. Cúpula rústica de boca generosa, fumarola volcánica mirando al cielo. Actor principal de fiestas y encuentros.  
En el patio los hombres bebiendo vinito tinto, mi padre metiendo al horno sarmientos de parra secos y una radio a pilas transmitiendo el partido de fútbol del domingo. Mi madre y mis tías apretando la cocina de bromas, cantos y risas. Desgranando porotos, cortando cilantro y para la masa manteca derretida.
Perro y gato rondando y niños corriendo. El horno de barro cual saltimbanqui escupiendo humo y fuego. Brazas candentes, empujando inolvidables bocanadas de aromas a pan amasado, carnes y empanadas. Nada faltaba. ¡dichosa vida sencilla y perfecta


Erguida al cielo la Araucaria, crece hacia la luz, solo hacia la luz.

Madre

Madre, tú has sido el árbol frondoso que me ha dado sombra cuando la he necesitado, tu tronco ha sido el apoyo de mi espalda para descansar mi cuerpo después de una larga jornada, tus ramas me han dado frescor y me he divertido observando la luminosidad de tus hojas moviéndose como espejos para dejar pasar uno que otro rayito de sol. Mamá, con tus raíces bien inmersas en la tierra, jamás he olvidado de dónde vengo y a dónde voy. 

Imagínate la vida como a ti te gusta



La cuarentona

En casa, mi ritual de cada día era mirarme al espejo. No me permitía ni una arruga exagerada, ni la pérdida de elasticidad en la piel. A mis ojos seguía estupenda y las miradas de mujeres y hombres lo confirmaban, pero cuando me distraía acababa siempre preguntándome si no habría sido un error separarme de mi marido. 

En ocasiones me encontraba con él por la calle. Después de un tiempo él se había vuelto a casar. Su nueva esposa no era competencia para mí y, sin embargo, cuando los veía alejarse, ni tan jóvenes, ni tan viejos, ni tan gordos, ni tan flacos, algo se me removía, algo que se manifestaba como un cosquilleo en mi estómago y en una aceleración de mi corazón, pero no lograba saber exactamente qué era lo que sentía. Y como no deseaba indagar mucho en aquellos pozos oscuros de mi interior, prefería irme de tiendas y comprar algo bien provocador. 

Todo lo que necesitas para ser feliz, está en tí.

Invencible

 Te cazan como trofeo 

mujer joven soñadora
 pensamientos nobles
 voz valiente al viento.
 Arrastran tu cuerpo
 como animal muerto
 Piel lozana mancillada
 violaciones incrustadas.
 Sangre de rosa tiñe el asfalto
 degradan a la mujer
 a la flor fecunda
 al soplo innato de vida.

 No reconocen tu poder
 dulzura femenina
 campo fértil
 semilla de la familia.

 Violencia inmune
 integridad pisoteada
 alma atribulada
 incertidumbre y miedo.

 Buitres comiendo visceras
 Angustia, puñal en pecho
 La madre se defiende

como la tierra a su pueblo.

Poner atención a nuestros pensamientos y nuestras palabras. A veces nosostros mismos nos tendemos una trampa.

En otoño las hojas de los árboles son protagonistas de esta maravillosa sinfonía de colores verdes, marrones, rojizos,anaranjados y amarillos. Ellas descienden, livianas, lentas y frágiles en su ininterminable danza silenciosa.Visten la tierra de sus colores, de sus formas, de su textura. Y nos alegran a los paseantes con su simple naturalidad. Envejecer se transforma en una fiesta para los seentidos. Acaso los seres humanos no deberíamos sentir igual...


Acción y reacción

La energía que emitimos es la energía que atraemos.


 Éramos una danza, Gabriela. 
 Todas juntas, todas niñas. 
 Nuestras manos unidas, 

entonces, sabíamos quiénes éramos. 
 Fluíamos desde adentro. 

¡tierra, fuego, aire, agua! 

en cuerpo femenino, energía sabia. 
 Tú admirabas nuestro ser, 

dulce madre poética, 
 eternizaste con tus palabras 
 ese momento sagrado. 

Y después... crecimos, Gabriela. 
 Cada una se hizo mujer 

y nos olvidamos de la danza, 
de la colina y de la alegría.  

La mágica ilusión del amor nos hace sentirnos capaces de todo.

Sabiduría perruna

Deberíamos aprender más de los animales. Mi perra Nana comienza el día con sus estiramientos tipo yoga, el perro mirando arriba, el perro mirando abajo, el perro patas arriba haciendo giros de lado a lado y provocándose un magnífico masaje en su columna sobre la alfomfra de lana y después de eso, sesión de caricias y a continuación ofertas de juego de todo tipo, cualquier tontería se puede convertir en un juego para ella y parece ser de una importancia de primer orden.  

De verdad los seres humanos podríamos imitar más a los animales, dar atención a nuestro cuerpo, al goce de las caricias y a la diversión del juego, comenzar felices el día. Con una energía vitalizante y contagiosa. De niños lo sabemos intuitivamente y en la medida que vamos creciendo poco a poco se nos va olvidando o la sociedad nos va desformando en ese aspecto. 

Dejamos que las rutinas de la sobrevivencia nos engullan. Nos metemos con tanto ahinco en el rol de ser eficientes, de cumplir aquí y allá en el trabajo, con la familia, con los amigos, con la comunidad donde vivimos y sin darnos cuenta de tanto cumplir con el resto, nos olvidamos de nosotros mismos. 


Naturaleza, belleza auténtica


¡Sí, yo puedo!



Un ejercicio de empoderamiento en Risoterapia consiste en el reconocimiento de nosotros mismos, de nuestras facultades, de nuestras habilidades. Haciendo este ejercicio con un grupo de adolescentes les parecía muy difícil encontrar al menos una cosa que ellos podían hacer. Entonces se me ocurrió decir: “¡Puedo respirar, sí yo puedo!”, esto causó algunas risas en el círculo, pero ya algunos se sintieron con el valor de decir “¡Puedo hacer deporte, sí yo puedo! ” y yo seguí con mis facultades, “¡puedo caminar, sí yo puedo!”y así fuí agregando en cada ronda , puedo escuchar, puedo ver, puedo sonreir, etcétera. Los chicos se fueron soltando y cada vez agregaban más “puedos”, podían escuchar música, comer, nadar, hablar, aprender cosas nuevas, dormir, escribir, tener amigos, leer, tocar un instrumento musical, artes marciales, bailar y así la lista era infinita.

A veces nos enfocamos en aquello que no podemos, esto nos bloquea para pensar en la enorme gama de cosas que sí podemos hacer. 

A menudo no valoramos los regalos de la vida y no logramos agradecer el hecho de tener todas nuestras facultades intactas. Nuestros sentidos, nuestra salud física y mental. Solo cuando perdemos algo reconocemos cuan valioso era, solo entonces le echamos en falta. Lo ideal es no esperar a perder una facultad para apreciarla y reconocerla en toda su dimensión. 

Podemos estar cada día agradecidos de todo lo que sí podemos. ¡Sí, yo puedo! decirlo con fuerza y alegría.

Buenos días ! la vida es bella.

Todo depende de la perspectiva con que se mira